Vomitivo.


Salía de la cama con los pies tan fríos como un brasero en verano y, entre las lamas de su persiana asomaba un rayo de sol de invierno.

Una cálida sombra de melodías hacía temblar la almohada, melodías de unos artistas ya demacrados por la vida.

Se arrastra hasta la cocina entre legañas de días pasados.

Agarra un trozo de pizza frío de hace un par de días le da un mordisco y el vómito llena su boca.

Sale corriendo hasta el baño mientras se pregunta que habría hecho la noche anterior.

Disipó las dudas.



Se consumió como la ceniza lo que se encendió con una chispa
Se disipó como el humo, sonámbulo y sin rumbo.
Las piedras calleron sobre su tejado, eso, es seguro.
Tubo miedo pero lucho con fuerza.
Ardieron en llamas como antes acariciaban.
Cambiaron sus ojos en la niebla.