Te vas desdibujando, te conviertes en una silueta fina y delicada.
No es algo que duela, es un simple proceso de habituación, sólo una tenue desaparición.
No da miedo, no duele. Sólo te hace sentir extraño.
Con esas ganas eternas de vomitar una tormenta negra.
Que suerte tienes, a mi me duele y mucho. Eres fuerte :)
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