Y aún tras cuatro años de su hastío,
cada día que paso por su seno
lo miro
anhelando aquel perro sereno,
lo miro
anhelando su brillar solitario y certero.
Y aún en el presente
sabiendo que no volverá
sigo mirando por si, ausentes
en los días está
una luz inexistente
tras mis paredes de sal
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