¿Cuál es el día que mejor recuerdas?
Me pregunto cuál será el día más recordado de su vida para las demás, me gustaría saberlo realmente. Calmar mi mente pensando que cuando todo esto pase de verdad podré tener otro día para recordar.
Quizá os preguntéis cual es el día que yo recuerdo, y si no es así, no hace falta que sigáis leyendo, gracias.
Yo era pequeñita, tenía 8-9 años, no lo recuerdo. Estaba pasando el verano en una playa de la costa del mediterráneo, como de costumbre. Era sábado o, quizá domingo, eso tampoco lo recuerdo bien aunque, tampoco creo que sea un dato importante. La mañana transcurrió normal, despertar con churros traídos por papá o por los titos, un bañito con los primos y mis hermanos, vuelta a casa para comer en familia y luego siesta, en la que los mayores hacían deberes o estudiaban y yo me aburría intentado buscar alguien que quisiera jugar conmigo.
Pues bien. Todo comienza en este momento, en mis desesperadas siestas. Ese día uno de mis primos decidió que no iba a hacer deberes, prefería ir a su cuarto a escuchar música y, me invitó a ir con él. Yo accedí, siempre he amado la música y la idea de saber qué música escuchaba mi primo me atraía mucho, la verdad. Cuando llegamos al cuarto y, después de haber escuchado música él comenzó a hablarme de experiencias sexuales, me preguntaba si yo me masturbaba y, después de explicarme el significado de la palabra, no creyó mi no rotundo. Me dijo que si nunca lo había hecho no sabría si me gustaría. Me comenzó a hablar que en clase habían estado viendo el órgano reproductor femenino y que tenía algunas dudas. Me pidió que le dejara verlo y le dije que no, me pidió que si podía tocarme y le dije que no. Cuando él estaba dispuesto a echarse encima de mí, escuché la puerta del cuarto de mis tíos abriéndose, así que corrí a merendar.
Después de merendar propuse a mis hermanos ir a darnos un baño pero ellos no querían... mi primo sí. Dos de mis tías se ofrecieron a acompañarnos y mientras nosotros nos bañábamos ellas nos vigilaban desde la orilla, tomando el sol. Ya dentro del agua, con mis capacidades de movimiento y escape mermadas él consiguió su cometido. Salí del agua con dolor y lagrimas, cogí mis cosas y sin decir media palabra volví a casa.
Nunca conté lo ocurrido y, siguió ocurriendo, cada vez que nos encontrábamos hasta que cumplí los 15 años. Nunca dije nada.
Creo que comencé este blog para desahogar un poco todo el hollín que había en mi alma.
Hace poco más de un año encontré con quien hablar sobre esto, alguien dispuesta a ayudar sin juzgar nada, alguien que nunca se atrevió a reprochar nada de mi comportamiento respecto a lo ocurrido. Alguien que me animó a buscar ayuda para solucionar todo esto.
A día de hoy no puedo decir que esté superado, pero puedo decir que me siento mucho mejor, que estoy luchando y que, probablemente esto sea una lucha constante, pero, al menos es mejor que sentirse en el fondo de un hoyo del que no puedes salir.
Hoy escribo esto por algo. Hoy me han invitado a una manifestación en contra de la violación y, me ha hecho plantearme que hay personas machistas en el mundo, que lo hacen y/o lo justifican, y que también hay mucha gente que sufre esto, gente que necesita ayuda y que no la encuentra por miedo a encontrarse con toda esa sociedad que las culpará por cualquier cosa, por no saber defenderse, por vestir de tal modo, por andar sola por esa calle...
Con este texto solo quiero que la gente que ha sufrido algo parecido se atreva a buscar ayuda y, que la gente que nunca lo ha sufrido entienda que la culpa no es nuestra. Que nosotras solo necesitamos dejar de ser un objeto de placer, necesitamos que se entienda que tenemos sentimientos, que somos libres.
QUE SOMOS LIBRES.
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