Va con sus tacones de charol rojo en los pies, su pamela blanca bien calada en la cabeza, sus labios bien maquillados y ,como no, una mirada siempre alfrente. Sin embargo, él con la primavera aun en su cuerpo, camina mirando al suelo y casi sin hacer ruido intentando pasar desapercivido, intentando cernir sobre él todas las nuves del cielo.
Un toc, toc y un sesear característico de su cuerpo de repente, se cruzaron. Las nubes se disiparon y, sus zapatitos de charol rojo brillaron.
No hay comentarios:
Publicar un comentario