Tiró de la piel,
miró abajo,
su corazón,
parado.
Mordió una uña,
sabor,
amargo.
Rascó su cabeza,
perdió un mechón.
Escuchó,
un canto de sirena.
Miró un lado,
miró otro lado,
y sin más,
sintió la arena entre sus piernas.
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