Vive...


Va con sus tacones de charol rojo en los pies, su pamela blanca bien calada en la cabeza, sus labios bien maquillados y ,como no, una mirada siempre alfrente. Sin embargo, él con la primavera aun en su cuerpo, camina mirando al suelo y casi sin hacer ruido intentando pasar desapercivido, intentando cernir sobre él todas las nuves del cielo.
Un toc, toc y un sesear característico de su cuerpo de repente, se cruzaron. Las nubes se disiparon y, sus zapatitos de charol rojo brillaron.

Encerrarte en los recuerdos.

Agarrarte a unos ojos que ya no observan, si quiera miran de refilón los tuyos pero no mas que intentando adotar una nauseabunda rutina sin sentido.
Agarrate a un cuerpo que ya no es cuerpo sólido sino la columna de humo que dejó levantada su presencia de hace años.
Insisitir en un recuerdo que ya no es recuerdo vivo, sino el vago recuerdo de lo que ya murió en el alma.
Apoyarte en un vaston de caduca madera que ya no es madera, ni arbol, ni vida, sino una asquerosa monotonía, un enervante toc, toc, toc, toc... como el traqueteo de un caballo ya viejo que parece tener la silla incrustada a su viejo lomo.
Reiterar en un perfume, que ya no perfuma sino apesta por tu afan de no abrir la ventana y renovar el aire, aire ya caduco que te mantiene en tu sueño.
Aislarte en recuerdos, miradas, apoyos que no eran mas que un espejismo de tus deseos.