Déjame con mis recuerdos.

Déjame cerrar los ojos para ver los suyos.
Déjame mirar las frias montañas y recordar aquellos abrazos.
Déjame taparme los oidos mientras habla y escuchar en lugar de sus vanas palabras la más tierna melodía.
Déjame escuchar el ritmo de un corazón y entender sus palabras sin decirlas.
Déjame sentir el tacto de la hierba entre mis dedos y recordar aquel fino pelo.
Déjame inhalar ese humo y saber que ella está a mi lado.
Déjame saborear una calada de mi perdición y la encontrare entre mis labios.
Déjame mirar el cielo estrellado y aunque no estés en este frio mundo dame el deleite de recordarte.

Dame el deleite de volver a comerte enterita.

Susurros

Susurros que enamoran,
Susurros que asustan,
Susurros que animan,
Susurros que te rompen el alma.

Susurros a óscuras,
Susurros en ascensores,
Susurros en un parque,
Susurros que necesitas escuchar.

Susurros entre abrazos,
Susurros entre besos,
Susurros entre sollozos,
Susurros entre enemigos, amigos y amantes.

Susurros que pueden cambiar el mundo
Susurros que cambian tu propio mundo.

Las curvas de tu cuerpo

Mi mente queria ir rapido, analizarte en un segundo para más rápido darme el deleite de rebuscar los recovecos de tu cuerpo, sin embargo, los ojos te miraban como analizando una de las mejores meravillas jamas vista, acariciando cada mirada, sintiendo cada sonido y escuchando cada caricia.
Los oidos tenian un enorme plan escuchar tu voz dulce y delicada, intentando, escuchar una sonrisa, susurrarte algo al oido y más tarde poder oirte gritar mas de placer que de terror.
Al parecer, las manos, tenian otro plan, ellos querian rozarte con suavidad, sucar tus curvas con un dedo hasta llegar al pelo, deleite de mis ágiles dedos, que entre boscosa selva se detenian a descansar, por otra parte, mis labios tenian otra idea, comerte enterita, empezando por otus ojos y bajando lentamente, por tu cuello hasta llegar a la pelvis donde poder cojer fuerzas para, más tarde bajar hasta tu puvis donde poder darme un festin seguir bajando por la entre pierna hasta tus rodillas, y desde ahí volver a recorrer el camnijo hasta llegar a juntar tus ojos con los mios, eso claro, sin saltar ni una sola parada de las realizadas a la bajada al valle infinito de tu cuerpo.
Sin envargo,el corazón cojio todos aquellos deseos, los valoro, y pienso que debia uir por miedo a todo lo que este cuerpo queria sentir junto a aquel cuerpo.