Déjame con mis recuerdos.

Déjame cerrar los ojos para ver los suyos.
Déjame mirar las frias montañas y recordar aquellos abrazos.
Déjame taparme los oidos mientras habla y escuchar en lugar de sus vanas palabras la más tierna melodía.
Déjame escuchar el ritmo de un corazón y entender sus palabras sin decirlas.
Déjame sentir el tacto de la hierba entre mis dedos y recordar aquel fino pelo.
Déjame inhalar ese humo y saber que ella está a mi lado.
Déjame saborear una calada de mi perdición y la encontrare entre mis labios.
Déjame mirar el cielo estrellado y aunque no estés en este frio mundo dame el deleite de recordarte.

Dame el deleite de volver a comerte enterita.

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