Abandónate a la pérdida


Me dejé el alma
en la cama
de alguna dama

Me dejé la blusa
cuando confusa
buscaba mi musa.

Me dejé el aliento
en arreglar el talento 
que me dio el tormento

Me perdí en la luna
buscando la cuna 
que resultara más oportuna

Me dejé la vida
entre ida y venida
buscando la salida
en un laberinto perdida.

Tardes de lluvia


Un goteo constante, regular
olvidaba lo que pasaba en mi vida,
Y una orden concreta llegaba.
Mi vida estaba atada a ese repicar.

Que no pienso,
solo dejo que se muevan a su antojo

Solo me deleitan sin entender yo por qué.

Y se escapó.


Vas caminando calle abajo 
te das cuenta de que algo a cambiado.
No es algo físico 
ni siquiera algo palpable.

Vas caminando 
sientes que el alma se te ha mudado.
No en color ni en lugar
solo es menos agradable.

Tristes, tristes.






Triste la mirada del niño 
que no jugó sin prisas.
Triste la mirada del joven 
que no murió de amor.
Tristes los ojos de aquel hombre 
que no sintió la vida.
Tristes la pupilas cansadas 
del que no vivió la muerte.