Tu propio mundo.


Verlo todo 
escuchar en susurros lo que podrían ser gritos
No ver nada 
sentir golpes certeros como caricias de amor

Oler tu mundo 
verlo todo con esa tenue luz que cada mañana te ofrece tu ventana
No escuchar 
sentir cada discusión como un baile apasionado

No sentir nada y sentirlo todo

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